POEMA DE GLORIA

POEMA DE GLORIA

Mi ángel me despertó a una hora muy temprana para decir al mundo que ya ha llegado la hora. Entre sollozos me abraza, y me dice que no tenga pena, que él estará ahí el mundo que Le espera. Que despierte la gente, que ya se acaba la espera. Entre sollozos, llora una gaviota bella, que la gente no sabe que ya están sonando las trompetas. Y los ángeles nos esperan, todos vestidos de blanco, a ver como se están preparando para ver el mundo que llega. Será tan diferente… Que se preparen, que no avisan, pero llega. El ángel llora de pena al ver tanto dolor y tristeza. Jesús ya está aquí, aunque no se Le vea. Pero Él nos abraza a todos con tanto amor y tristeza. Una estrella fugaz está llegando del cielo, pero nadie la ve nadie la observa. Despertad para ver las nuevas cosas que llegan.


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ALMA VACÍA

ALMA VACÍA

 

ALMA VACÍA

Mi alma, amante del lujo,
Requiere la presencia del Dios Creador.
Nada es provechoso al ostentar,
Si Jesús no está presente en ella.

Apacigua, domina y aclara,
Su presencia en mi alma.
Deseos descontrolados ya no estarán,
Si Cristo vive en ella.

¿Acaso es el tiempo
para vivir en casas lujosas,
mientras esta casa está en ruinas?
Hageo 1:4

 

Poema: Davi Blumenthal
Inspirado en: Hageo 1:4 (2004)
Vídeo: Matthias_Groeneveld
Música: All He Has Done For M – Neide Ferreira
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Recuerda: BÁSTATE

Recuerda: BÁSTATE

DEVOCIONAL 

En horas de padecimiento y clamando al Señor por su ayuda, vino a mí aquella frase que recibió Pablo cuando en una situación semejante pidió alivio para su aguijón: Bástate mi Gracia…

Cuando se vive la experiencia causa un cierto estupor que a un pedido de alivio, la respuesta sea esa,,, pero en el fondo y quitando cualquier intento de desdramatizar la situación, es una respuesta maravillosa.

Esa es la gran diferencia de cuando vivíamos en los crueles vaivenes del mundo. Sufríamos y no teníamos forma de recibir ni alivio ni mucho menos consuelo. Así fue como aprendimos que en ese mundo de promesas vanas, no hay nada que nos ayude cuando verdaderamente lo precisamos. 

Por tanto apartando la queja de nuestra humana condición, demos Gracias al Todopoderoso por recibir  su Consuelo y su Aliento. Nada hay más Poderoso que el Amor de Dios y la profunda Compasión de su Hijo.

En la hora del sufrimiento, recordemos las palabras que recibió Pablo: Bástate mi Gracia y  cambiará nuestra perspectiva de la vida y pasaremos de las pequeñeces del mundo material y la Grandeza Infinita del Reino Espiritual. 

2 Corintios 12:9
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Diego Acosta / Neide Ferreira